La hipocresía mundial y el páramo español: la Guerra de Siria.

Manifestación a favor de Bachar al Asad en Damasco. EFE

Manifestación a favor de Bachar al Asad en Damasco. EFE

El posible uso de armas químicas, por parte del gobierno de Al-Asad, contra la población civil en la guerra de Siria ha despertado los tambores de guerra en las capitales occidentales, y ha mostrado, en toda su crudeza, la hipocresía de sus mandatarios. Mientras que se alcanzaban las cifras de 100.000 muertos, 2.000.000 de refugiados y 4.000.000 de desplazados, París, Londres o Washington no parecían perturbarse demasiado. Ahora han pasado de la nada al todo y, saltándose todo tipo de acciones intermedias, planean un ataque militar de corta intensidad, que no solucionará nada: no detendrá la guerra, no ayudará a los desplazados y los refugiados, y no esclarecerá los crímenes de lesa humanidad cometidos.

Horrores, como los que se ven en este vídeo de la BBC, se seguirán cometiendo.

Dos son las teorías serias que se manejan sobre por qué Obama, Cameron, Hollande y Erdogan han decidido actuar ahora.

  1. Mapa proporcionado por la Administración Obama, donde se señalan las zonas supuestamente atacadas con armas químicas por el ejército sirio. http://www.guerraeterna.com

    Mapa proporcionado por la Administración Obama, donde se señalan las zonas supuestamente atacadas con armas químicas por el ejército sirio. http://www.guerraeterna.com

    El uso de armas químicas fue la línea roja que se marcó a los contendientes si querían evitar una intervención internacional, como si los miles de muertos anteriores valiesen menos. Además, preparan la actuación militar sin dejar que los observadores de la ONU acaben su trabajo, basándose en las propias investigaciones de la inteligencia estadounidense, muy discutidas en las últimas horas, pues informaciones de AP señalan que las armas químicas explosionaron por accidente, mientras estaban en poder de los rebeldes, a quienes se las había entregado el príncipe Bandar, jefe de la Inteligencia de Arabia Saudí, y amigo personal y asesor de la familia Bush.

    El convoy de la ONU, en la ciudad libanesa de Taanayel tras salir de Siria. AFP.

    El convoy de la ONU, en la ciudad libanesa de Taanayel tras salir de Siria. AFP.

  2. Estados Unidos observa esta guerra como beneficiosa para sus intereses, pues enfrenta entre sí a varios de sus enemigos declarados, y busca que se mantengan empatados durante el mayor tiempo posible, pues tanto la victoria del régimen alauí dirigido por Al-Asad, cercano a Irán y Hezbolá, como la de los rebeldes, infectados por Al Qaeda, perjudicaría los intereses de Washington.

    Situación militar en Siria. Antonio Alonso. El País.

    Situación militar en Siria. Antonio Alonso. El País.

Fuerzas militares en la región. Nacho Catalán. El País.

Fuerzas militares en la región. Nacho Catalán. El País.

Cualquiera de las dos opciones es igual de miserable e hipócrita. La comunidad internacional no está actuando en defensa de la democracia y la población civil, que sería lo deseable. Lo hacen en función de sus propios intereses, con los muertos acumulándose en sus inertes conciencias.

Civiles asesinados indiscriminadamente por el gobierno de Al-Asad. EL Mundo.

Civiles asesinados indiscriminadamente por el gobierno de Al-Asad. El Mundo.

Mientras tanto, en España las posturas sobre el caso sirio son básicamente dos. Por un lado, el gobierno del Partido Popular, que ha llevado a la acción exterior española a una irrelevancia nunca conocida, y el PSOE apoyan cualquier actuación que decidan sus aliados occidentales, con una fe ciega que recuerda a la nefasta foto de las Azores.

Por otro lado, Izquierda Unida ha actuado de manera decepcionante. Podía haber resaltado la lentitud y la hipocresía de Occidente, y haber abogado por modelos alternativos de diálogo y resolución de conflictos internacionales. Sin embargo, ha abrazado vacías proclamas contra el imperialismo estadounidense, ha pedido que toda actuación se realice bajo el paraguas de Naciones Unidas y se ha quejado de que los gobiernos occidentales “se disponen a atacar Siria a pesar de que su gobierno ha autorizado la misión de investigación de la ONU sobre el uso de armas químicas y después de haber aprobado reformas para la realización de un diálogo político”.

Todos ellos son argumentos incorrectos pues:

  1. No es una guerra imperialista. No ha existido una preparación política y mediática, como con la guerra de Irak, y no está planeado, por ahora, que los Marines pisen Damasco, como antes pisaron Kabul o Bagdad.
  2. El paraguas de Naciones Unidas nunca llegará. Rusia y China, defensores del gobierno de Al-Asad, impedirán que ese paraguas se sitúe gracias a su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Mucho ha de cambiar la situación para que dicho paraguas se abra.
  3. Bashar al-Asad autorizó la entrada de los inspectores de la ONU en la zona presuntamente gaseada, donde fueron tiroteados, cinco días después de denunciarse, y bajo una enorme presión internacional. No es por la tanto un mérito en su favor. Como tampoco lo son sus inexistentes intentos de dialogar con la oposición, pues como buen dictador solo busca alcanzar la victoria total, y la represión de sus opositores.

En conclusión, el problemas sirio es tremendamente complicado y cambiante, aunque básicamente se está convirtiendo en una guerra por el control regional entre chiíes y suníes, entre Qatar y Arabia Saudí -junto con Turquía y los países occidentales-, que sustentan a los rebeldes, e Irán y Hezbolá, que apoyan a Al-Asad, y donde se mezclan intereses económicos, religiosos y geoestratégicos, quedando hace mucho tiempo olvidados los primeros impulsos reformistas y democratizadores de la Primavera Árabe.

Con este panorama general solo me asalta una duda: ¿piensa alguien en los sirios?


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